99.62 Mañanas de Sábado (Enrique)
23.05.2016 11:55
Recuerdo las visitas a la casa de los Nonos, Luis y Cesarina.
Mi papá nos llevaba a mi hermano y a mí los sábados por la mañana. Apenas uno traspasaba la “cortinita de hierro” el olor a pegamento impregnaba el ambiente y el Nono estaba como siempre sentado con el delantal y el martillo en la mano. Lo saludábamos con un beso cortito en la mejilla.
Recuerdo fijar la vista en un almanaque, el cual tenía un avioncito para marcar el día de la semana, también me llamaba la atención la máquina lustradora de zapatos, una escalera de madera lustrada y el cajoncito con compartimientos en dónde estaban los clavos ordenados por tamaño.
Muy cordial el Nono, dejaba lo que estaba haciendo y nos invitaba a la cocina donde siempre tenía las masitas “merengadas” o “sonrisas”, en una lata metálica, y por supuesto…Coca-Cola en la heladera, algo que esperábamos ansiosamente, ya que en nuestra casa no se acostumbraba comprar.
Nos servía un vaso a cada uno y nos dejaba sacar masitas de lata. Solía también tener arroz con leche con azúcar quemada…..una exquisitez.
De la cocina recuerdo la mesada con una parte más baja al costado derecho, en la cual mi papá me levantaba y sentaba, recordándome que él se sentaba ahí.
Otro recuerdo muy grabado era el Issard. Cierro los ojos y siento que toco la manija metálica de la puerta (por dentro se cerraba tirando de una especie de correa de cuero). Estaba siempre impecable por dentro y por fuera. Para mi era como subirme a un avión, ya que era blanco por dentro y los tapizados e instrumental eran diferentes a los autos que estaba acostumbrado a ver.
Por algo especial estos recuerdos han quedado grabados en mi corazón.
Enrique Eduardo Stuyck
El Cometa Halley Agregado 29-08-16
Año 1986, madrugada de algún día (buscando en la web, encuentro que fue el 11 de Abril , aproximadamente a las 1:30 hs).
Papá y Mamá me despertaron, mi hermanito dormía.
En pijama (y en “upa” de alguno de ellos), salimos al patio, miramos el cielo y lo vimos pasar.
Mezcla de sonidos, olores y voces quedaron grabadas en mi mente de ese momento.
Era sólo un niño de 6 años.
Dicen que algunos tienen el privilegio de observarlo dos veces en su vida, ya que su paso ocurre cada 76 años.
Me pregunto si volveré a verlo…
Al cometa no estoy seguro. A los que me sostuvieron en brazos ese instante, con certeza en el corazón digo:
¡Nos veremos otra vez!
Enrique Eduardo Stuyck